Era un poco torpe, pero enérgico, profundamente religioso, considerando que era un derecho feudal el nombramiento de abades, lo que lo enfrentaría con el clero. Era capaz de perdonar y de escuchar, pero intransigente con respecto a las cuestiones de la fe, no aceptando más religión que la cristiana.
Su padre arregló su matrimonio, para acrecentar sus menguados dominios, con Leonor de Aquitania, heredera de ese ducado, que aportó como dote, una gran parte del Mediodía francés (zona sur de ese territorio) y de la parte occidental, realizándose la boda, el 25 de julio de 1137, en Burdeos.
El 1 de agosto de 1137 falleció su padre, y el 25 de diciembre de 1137 recibió la corona en Bousadges, apoyándose en su reinado, en un grupo de consejeros heredados de su padre, sobre todo en el abad Suger, de Saint Denis.
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